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Avileando. 15/03/2009:21:20

Un año mas, ¿o es un año y medio mas? ¿Quizás un año menos?, como fuera... Hoy he estado en los encuentros con el comic de Avila. Y casi no los encuentro... Tras un par de primeros exitosos años que auguraban algo a mejor me encuentro que lo que cubría y adornaba la zona antigua había sido relegado a la biblioteca municipal y sus alrededores. Se había perdido la presencia y casi casi el espíritu. El estar rodeado por profesionales de todo el país y algún que otro extranjero, se ha mermado a una serie de invitados aparentemente de segunda fila, sin animo de menospreciar a nadie, acompañados por unas mas que ya amortizadas casetas, donde las ciudades de esta autonomía con tienda especializada tenían su representación. Si descontamos la prensa y acreditados la asistencia fue bastante paupérrima, claro que un domingo por la mañana solo vamoa esas cosas los cuatro frikis de siempre, y hasta aquí lo malo. Masaru Watanabe es el embajador de Japón en España. Yo siempre había tenido la teoría de que hablarle a un japonés de manga era un topicazo como hablarle a un español de toros y flamenco, pero para mi sorpresa me encontré con un amante y experto del genero que comenzó su charla comentando que en su infancia fue vecino de Osamu Tezuka, y hasta le llego a pedir que le cogiera como discípulo, si bien este le rechazó y se acabo dedicando a otras cosas. Y ese fue solo el comienzo de una deliciosa charla, que parece ser podremos volver a disfrutar en un par de semanas por Salamanca. La segunda charla fue sobre videojuegos, no entraré en el afán de valorarla ya que yo me quedé en el Pacman. También se podía disfrutar de alguna que otra exposición, pero en menor numero que en ocasiones anteriores. En definitiva, la cosa bastante mas modesta que en ediciones anteriores, y el mundillo, no sin cierta razón parece haberles dado la espalda. Si bien, parece quedar aun un pequeño reducto de gente con ganas de hacerla crecer, personalmente veo el futuro de estas tan en principio prometedoras jornadas muy incierto, esperemos que para su próxima presunta edición la organización tenga el valor de dar marcha atrás a ciertos cambios en el modo de hacer las cosas de los que esta ha sido victima. El resto de la jornada (por la tarde no había nada) lo dedicamos a comer en el ya clásico restaurante chino “Gran Muralla” situado justo en frente de la otra muralla (solo por ese nombre se merece ser visitado, pero encima me encanta como hacen el pato), y a perdernos (literalmente) por la ciudad. Mi tren de vuelta llegó a la estación casi una hora tarde y humeando (lo cual tiene su merito al ser electrico y no de vapor), pero esa es una historia para ser contada otro día... o no.... Y la próxima semana, planeo quedarme el domingo en la cama hasta la hora de comer. Aunque seguro que algo me lo impide.

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